Efectivamente, como decía ayer en @el_pais Elsa Fernández Santos, @sunsetelsa, no existe «la mejor pelicular de la historia del cine». Ni hoy ni antes, es imposible. Afirmar tal cosa, que existe «la mejor película de la historia», es una fantasía digna de la más fantasiosa de las películas.
No existía cuando era «El acorazado Potemkim» ni cuando era «Ladrón de bicicletas» ni cuando era «Ciudadano Kane» ni cuando era «Vértigo» o «El Padrino», ni mucho menos aún ahora, cuando supuestamente es, casi por arte de magia, «Jeanne Dielman…», una especie de «Ladrón de bicicletas» en femenino y en feminista.

Ni siquiera existe «la mejor» en mi propia lista, la cual, por cierto, es mutante de forma permanente cada día a cada hora.
Pero lo que si se es que en esas mutaciones multiples, y en eso que se llama con cierta suficiencia «el canon», hay una serie de títulos recurrentes siempre.

Por ir al grano. Las listas no valen para nada salvo para ser orientativas, y para dar una idea del nivel de conocimientos o sensibilidades, o de la falta de las dos cosas, de aquellas personas que votan en ellas. Y ahora también para tener titulares.
Me gusta demasiado el cine desde hace demasiado tiempo como para no saber relativizar casi todo, fruto de saber (de saber algo) más por viejo que por diablo.
Pero me gusta demasiado el cine desde hace demasiado tiempo como para no oler el tufo pretendidamente moderno, revisionista, y políticamente correcto en esta nueva lista, para 10 años, de Sight And Sound. Tufo a eso que llaman «woke» de forma despectiva los moralistas de derechas para ridiculizar las actitudes moralistas de los moralistas de izquierdas. Malditos bienpensantes todos, diciéndonos como tenemos que pensar. Miedo me dan todos, pero cosas como está hacen que hasta alguien que se considera eso tan etéreo ya como «de izquierdas» use el término «woke».
Pero antes de que me acuse nadie de boomer perdido en su añorada Arcadia, voy a tratar de explicarme. Dentro de todo lo subjetivo que es todo lo que tiene que que ver con la apreciación de una obra de creación. El mundo cambia. Si, pero…
Yo no seré quién niegue valor a «Jeanne Dielman, 23 Commerce Quay, 1080 Brussels», la película de Chantal Akerman. Una muy buena película de una muy buena cineasta. Pero me cuesta aceptar que, de repente, haya subido no se cuantos puestos en esa lista para situarse la primera.
Lo de menos es que haya adelantado a «Vértigo» y a «Ciudadano Kane». Lo importante es que estás películas llevan estando siempre por ahí arriba y «Jeanne Dielman» no. ¿De repente todo ha cambiado? ¿ha cambiado y yo no me he enterado?. Hay quien dirá dirá que no me entero. Yo les digo que me entero perfectamente.

Me gusta demasiado el cine desde hace demasiado tiempo como para no saber distinguir a estas alturas cuando estamos hablando de «cine» y cuando estamos hablando de otra cosa, y con «Jeanne Dielman» estamos hablando, «la lista», de otra cosa.
El problema con esa lista «woke» que aspira a subvertir el canon, es que tiene la credibilidad por los suelos, pero no por haber encumbrado de repente a una película feminista, dirigida por una mujer, que podría ser tan cuestionable como que «la mejor» sea «Vértigo» o cualquiera de las citadas anteriormente, sino, sobre todo, por las ausencias.
Alguien podrá pensar que gimoteo como un niño enfadado, y puede ser cierto, pero una lista que no tiene ninguna película de Lubitsch, Hawks o Buñuel (entre otras ausencias) se desacredita a si misma. Más aún si incluye películas como «Get out» o «Moonlight».
Buenas películas, sin duda, que me gustaron mucho, pero nada más. Si nos descuidamos aparece ahí «Black Panther». Las películas no tienen (no deberían tener) color ni género. El pecado, como siempre, está en el que mira.
Una lista que incluye «Parásitos» (estupenda) pero no incluye, por ejemplo, «El ángel exterminador», sin la cual «Parásitos» no existiría, se desacredita a si misma.

Podría patalear como un niño quejándome de que «Amanecer», de Murnau, esté en el puesto 11, cuando tiene más cine dentro de ella que todas las películas que cuestiono citadas anteriormente.

Murnau era homosexual, por si a algún moderno revisionista se le ha pasado por alto a la hora de votar «Amanecer». O esos nuevos votantes ni saben de su existencia. Para mí, sin duda entre las 4 o 5 películas más grandes de la historia del cine.
Más ejemplos: Marcel Carné no aparece por ningún lado, cuando su película, «Los niños del Paraíso» está considerada (fue votada) «la mejor» película del cine francés. Para mí desde luego una Obra Maestra y una de las películas de mi vida. ¿Tres películas de una buena, sin más, cineasta como Claire Denis entre las 100 mejores? ¡¡¡Por favor!!! Que de Celiné Scianma (cineasta que me gusta mucho) esté «Retrato de una mujer en llamas», película «canónica» en ver el pasado a los ojos de nuestro presente, y no, por ejemplo, la fabulosa, sincera, sencilla y sensible «Tomboy» lo dice todo.
Sé que cuando digo estas cosas alguien puede retarme a decir que por qué no puede ser la película de Chantal Akerman la mejor película de la historia del cine. La respuesta es sencilla: no lo es y está muy lejos de acercarse a serlo. Mucho más lejos que otras que podrían aspirar a serlo, siquiera semánticamente. Y a todo esto, podría decir que es matemáticamente improbable por el mero cálculo de probabilidades.
Creo que ya lo he explicado, pero si tengo que ir más lejos, diré que cuando dos personas hablan de Dios, una defendiéndo su existencia y otra negándola, quien tiene que demostrar algo es quien afirma la existencia de lo que no existe, (o no tenemos pruebas de ello) no quién cuestiona la creencia de algunos en la existencia de algo inexistente (o de lo que no tenemos pruebas)
No sé si me explico. De todas formas podemos hacer con la historia, en general, y con la historia del cine en particular, como hizo Tarantino en «Malditos bastardos» con Hitler, o en «Érase una vez en Hollywood’ con Sharon Tate: reescribir la historia para que encaje en como hubiéramos querido que fuera.
Pero eso entonces eso nos lleva a Andre Bazin y aquello de «El cine sustituye nuestra mirada por un mundo más acorde con nuestros deseos». Y entonces estaríamos hablando de cine, y no de otra cosa. Si el cine se ha convertido en otra trinchera ideológica y cultural yo daré la batalla por verlo como lo que es: cine, y no como otra cosa.
Al final va a ser verdad que la historia del cine, como «la vida, es un cuento contado por un idiota, lleno de ruido y de furia, que no tiene ningún sentido»
Puedes pensar que soy un soñador pero no soy el único.
En Arcadia a 10 de diciembre de 2022

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