Creo que puedo decir que más de el 95% de las películas que he visto en mi vida las he visto en el cine. Y he visto muchas películas. Y muchas de ellas muchas veces. También es verdad que últimamente las películas se ven de otras formas. Menos románticas, cierto, teóricamente hablando, especialmente si pensamos en palomiteros, gente (por decirlo suavemente) enredando con el móvil en la sala, o simples charlatanes que creen que están en su salón «viendo» una peli con sus amigos o familia. Pero lo cierto es que hay películas que no llegan a todos los sitios, principalmente porque no hay cines ya en todos los sitios.
Hace ya tiempo de ese «Last picture show» en muchas ciudades españolas. Y sin embargo la cifra de películas que se estrenan cada semana es abrumadora. Si hace unos 10 años podían ser unas 8 a la semana (como mucho) ahora pueden ser 15 fácilmente. Y a pesar de todo, y es a lo que iba, aún hay películas estupendas que no llegan a las pantallas y van directamente a otras ventanas de exhibición. Voy a hablar de tres de ellas que he visto en el último mes y que cada una por sus motivos, podría haberse estrenado en salas según mi criterio.
El pasado año nos cautivó «Comanchería», aunque prefiero (para variar) su título original: «Hell or high water», algo así como «con el agua al cuello», dirigida por David McKenzie sobre un estupendo guión de Taylor Sheridan. Ese relato de la derrota más absoluta de sus personajes en medio de reservas indias y la américa profunda, nos dejó algunas de las frases y los momentos más maravillosos del cine de los últimos años. Pues bien, su guionista, Taylor Sheridan presentaba el pasado año en el Festival de Cannes la estupenda «Wind River» que no se ha estrenado en salas en España, habiendo pasado directametne al VOD a través de @Filmin (no se ha editado ni en DVD ni en Blu Ray a fecha de hoy en España) previo paso por @La1_tve el pasado 28 de enero, (su estreno en España) cosechando un éxito absoluto, siendo lo más visto de ese día en televisión, con una audiencia media de 2.799.000 espectadores y una cuota de pantalla del 14,8%. Eso significa que ha sido (y será) una de las películas más vistas de este año 2018. Cosas curiosas. Y que la ha visto mucha más gente que «Comanchería» que se estrenó en salas.
Deberíais ver «Wind River» por muchos motivos. En primer lugar es una tremenda película, un western moderno ambientado en una reserva india de Wyoming con un comienzo brutal, una estructura narrativa no lineal, y una historia de gloria y derrota marca de la casa. No quiero decir mucho más salvo que tiene momentos emocionantes y otros brutales, y que están Jeremy Renner, la maravillosa Elizabeth Olsen, y aquel Graham Green que conocimos en «Bailando con Lobos» que tiene una secuencia inolvidable. Perdérsela (Wind River) es un crimen. Si veis el trailer veréis la marca «Weinstein», y he ahí uno de los motivos (o el motivo) para su ¿mala? carrera comercial, o lo que es lo mismo, en salas. Debo decir que estuve indagando sobre la película con el fin quijotesco de poder hacer un preestreno en @DiasDeCine y que al menos, por un solo pase, pasase por las salas. Ahí ando con ello.
También creo que deberíais ver «Brigsby Bear», una preciosa película que pudo verse en Festivales de Cine y que no ha llegado a las salas, y si directamente en este caso al DVD y al Blu Ray, de la mano de la distribuidora Sony a través de su división home entertainment @SonyPicsVideo. En «Brigsby Bear», dirigida por el para mi desconocido Dave McCary, tenemos a Mark Hamill (jugando con el reverso tenebroso) a Claire Danes haciendo de psiquiatra (manda pastillas, en lugar de tomarlas como en «Homeland» en papeles relativamente secundarios, aunque importantes en una historia (que no os voy a desvelar) que trata sobre la creación como proceso sanador y la amistad. Es posible que sea un tanto optimista, pero como yo soy Capriano, me lo creo todo (todo lo que está bien contado), y además, la redención espiritual y mental del muchacho protagonista (que tiene una historia tela marinera) viene a través de algo tan bonito como hacer una película. Tiene un poco del tono naif de las maravillosas «Rebobine por favor» o de «Yo, él y Raquel». Y eso son palabras mayores.
Y para terminar, también creo que no os podéis perder «Porto», una maravillosa película portuguesa, dirigida en 2016 por Gabe Klinger, nacido en Sao Paulo, y producida nada menos que por Jim Jarmusch. Si os digo que en los agradecimientos finales, antes de unos créditos que, más que nunca, no hay que perderse, aparecen Chantal Akerman y Manoel de Oliveira, podéis imaginaros.
Con fecha de producción de 2016, «Porto» fue una de las últimas películas interpretadas por ese joven talento temprana y tragicamente malogrado que fue Anton Yelchin, a quien Gabe Klinger dedica la película, editada en DVD en España por @cameovideo y @Avaloncine, además de estar disponible también en @filmin.
«Porto» dura (con esos hermosos créditos finales) poco más de 74 minutos, y mezcla, en lo que a la forma cinematográfica se refiere, 35mm, 16mm y Súper 8, para contar, de forma fragmentada y no lineal, una bellísima historia de amor tan efímera como poderosa entre Jake (Anton Yelchin) y Mati (fabulosa también Lucie Lucas) con momentos maravillosos y diálogos inolvidables. No puedo olvidar cuando Mati le dice a Jake en un momento que Proust escribió que «las mentiras de los amantes acabarán por convertirse en verdad».
«Porto» tiene un aroma a de Richard Linklater y su trilogía «antes del….», y también tiene un aroma a Jim Jarmusch, claro, y de Chantal Akerman y de Manoel de Oliveira. Y también algo de aquellos encuentros fogosos y furtivos entre Marlon Brando y María Schneider en «El último tango», e incluso en su melancolía me evoca algo a «El lado oscuro del corazón», pero siempre sin deber nada más que un cierto aroma, que quizás esté más en mis neuronas mezcladas que en la intención final del director. Una muy bella película en la que creo que toda persona que no tenga una piedra por corazón puede sentirse identificada.
Si a ello unimos el color, la textura del celuloide en cualesquiera de los formatos, la música, y su alma de fado, creo que no podréis resistiros. Yo quedé cautivado.
En Oporto, a 27 de marzo de 2018
@Gerardo_DDC
(continuasse…)
Deja una respuesta