LA RAZÓN DE LA RAZÓN: Una razón brillante

Creo que en francés «Le brio», que es como se llama en original UNA RAZÓN BRILLANTE, significa algo así como «La brillantez» y brillante es esta película protagonizada por un Daniel Auteuil, a quien hemos visto más delgado y más lacónico, y una deslumbrante Camélia Jordana, a quien no tengo el gusto de conocer de nada más, lo cual no debe sorprender, dado que ha ganado este año el Cesar a mejor actriz revelación por, precisamente, este trabajo.

Se empeña la publicidad de la película dirigida por Yvan Attal, que es una especie de INTOCABLE con protagonista femenina. Y yo, francamente, no lo veo por ningún lado.

Tambien he percibido por ahí algunos recelos basándose supuestamente en la tradición de un tipo de comedia francesa burda, o bufa, o nonsense. O sea, de esas comeedias que arrasan en el pais vecino y que aquí no nos hacen maldita gracia.

Pero debo decir que UNA RAZÓN BRILLANTE, es un titulo español razonablemente bueno, si se me permite el juego de palabras, habida cuenta que juega con los términos e ideas de la razón y la brillantez.

En realidad, más que a INTOCABLE, a quien hay que tener en mente es a George Bernard Shaw y a su Pigmalión, y claro, sus versiones cinematográficas, tanto la adaptación canónica de Anthony Asquith, como la musical de George Cuckor conocida como My Fair Lady.

Eso por no hablar de Wiplash. O sea, que en realidad lo que nos cuenta la batalla entre un profesor y una alumna. En este caso, el profesor de derecho Pierre Mazard, un tipo tan brillante como impresentable, cargado de sus razones, y devoto practicante de la ortodoxia de lo políticamente incorrecto, y Neïla Salah una alumna, de origen magrebí y de clase baja, a quien, por circunstancias que prefiero dejar que averigüéis si decidís ir a verla, ha de preparar para un concurso de oratoria, que permitirá lavar la imagen del impertinente profesor y de la universidad en la que imparte sus conocimientos.

Y quien está detrás de las razones del profesor Mazard es, nada menos que Arthur Schopenhahuer, quien nos enseñaba en su libro «El arte de tener razón» que lo importante no es la verdad, sino tener razón. Puede parecer lo mismo, pero no es lo mismo. El enfrentamiento dialéctico entre alumna y profesor es de altura, y aunque vivimos tiempos en los que morderse la lengua parece el recurso útil ante la mirada hosca de los guardianes de las buenas maneras, la película nos dice que decir la verdad es el mejor camino para que las cosas sean mejores. Lo demás son paños calientes.

Pero claro, el Profesor Mazard, Daniel Auteuil tiene una lengua muy afilada, y la alumna se siente todo lo acorralada que cree que debe sentirse según los cánones que tratan de imponernos una visión reduccionista del mundo en que vivimos. En realidad, Lo que le dice el profesor a la alumna es lo mejor que se le puede decir. Y la verdades que duelen son las que sirven para mejorar. El adocenamiento no lleva a ningún lado.

Podría decir con trazo grueso, que UNA RAZÓN BRILLANTE es una reivindicación de lo políticamente incorrecto, de no ser porque no es así. Orwell decía aquello de «en tiempos de mentira universal, decir la verdad se convierte en un acto revolucionario». Aunque en la película se diga que lo importante es tener razón y no la verdad, lo cierto es que es a través de la razón que se alcanza la verdad, y viceversa.

Una película de esas que te hacen pensar en como estamos afrontando en nuestra sociedad muchas cosas que vivimos a diario. Si además están Schopenhauer en su lado más destroyer, puesto en boca de un actorazo como Daniel Auteuil, yo lo compro.

Resultado de imagen de una razon brillante

En Madrid, Torrespaña, a 23 de marzo de 2018.

@Gerardo_DDC

(To be continued)

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