Alma mater: somos nosotros

Esta semana llega a las pantallas «Alma Mater», una estupenda película, dirigida por un para mí desconocido hasta ahora, Philippe Van Leeuw., de quién me entero, rastreando por ahí, que hasta ahora ha sido director de fotografía.

«Alma mater» cuyo título original, » Insyriated», pierde el simbolismo para ser mucho más prosaico, cuenta de una forma tan certera como demoledora, lo que es la vida normal de una familia tan normal como puede serlo en medio de una guerra cómo es la de Siria.

Esta semana llega a las pantallas «Alma Mater», una estupenda película, dirigida por un para mí desconocido hasta ahora, Philippe Van Leeuw., de quién me entero, rastreando por ahí, que hasta ahora ha sido director de fotografía.

«Alma mater» cuyo título original, » Insyriated», pierde el simbolismo para ser mucho más prosaico, cuenta de una forma tan certera como demoledora, lo que es la vida normal de una familia tan normal como puede serlo en medio de una guerra cómo es la de Siria.

El primer plano es tan revelador cómo en principio engañoso: una lenta panorámica por el salón de una casa como la que podría ser la de casi cualquiera de los espectadores que puedan ver la película. Esa panorámica, tremendamente descriptiva, termina en una puerta cerrada a cal y canto con algo más que un cerrojo.

En la película, el director nos cuenta el discurrir de esa familia durante 24 horas, tratando de mantener una cotidianidad todo lo normal que puede entenderse como tal, mientras, ventanas afuera, los francotiradores y los ruidos de aviones o de bombardeos, se suceden con una frecuencia que intuimos va a ir a más.

Hiam Abass está tan estupenda como ya nos había demostrado en películas como «Paradise now» «los limoneros» o «the visitor», y aquí es esa madre cuya alma inunda la película, tratando de cubrir con ella a su familia y protegerla de todos los males de este mundo que se ceban con ella.

La dirección es precisa, sin ninguna pretenciosidad, y el guion a la altura, alternando momentos de una paz aparente con otros de incierta brutalidad o cuando no, totalmente cierta. A destacar la presencia en ese piso de Diamand Bou Abboud, a quien hemos podido ver también estos días en las pantallas en la igualmente estupenda «El insulto» haciendo de abogada.

Viendo «Alma Mater» no puedo dejar de pensar que esas personas a las que vemos en su casa somos nosotros mismos. Aunque quizás el verbo que tendría que emplear sería el condicional, en el no tan hipotético caso, visto lo visto de la condición humana, de que fuésemos nosotros los protagonistas forzosos de una historia de ese tipo.

Me reconozco en esas personas que tratan de vivir una vida lo más normal posible en una casa tan normal como es la mía, y los reconozco en los informativos que cada día nos muestran a personas como esas tratando de llegar a Europa, bien en pateras, o bien tratando de cruzar las fronteras de Europa.

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Esa familia podría estar perfectamente entre las personas que al comienzo de la contundente y simbólica «Jupiter’s Moon» trataban de entrar en Hungría.

Hay quien no lo sabe aún pero esas personas somos nosotros.

En un viernes 13.

@Gerardo_DDC

#AlmaMater en @DiasDeCine, por @Alberto_DDC

2 respuestas a “Alma mater: somos nosotros

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